ContraHegemonía en Ciencia Política

11/8/09

GOBIERNO Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN BOLIVIA

El caso de Bolivia, resulta paradigmático y fascinante, ya que el proceso intenta ser mas profundo y radical, lo que lo aleja de la mera retórica que en otros países pareciera imperar.
Bolivia ha sufrido durante años y años el vaciamiento sucesivo de sus recursos naturales. Ya diría Galeano que la riqueza de Latinoamérica generó su propia pobreza como contrapartida de la prosperidad de otros. Bolivia parecería ser el “tipo ideal”, el ejemplo mas claro de esta afirmación.

Históricamente, mediante pactos entre la elite económico-política criolla (concentrada en la “media luna” occidental, tradicionalmente en Sucre) y los intereses extranjeros (Representados primero por la corona Española, y posteriormente por empresas y firmas trasnacionales) es que se logra la imposición de modelos económicos (y políticos) ligados a estos intereses. El neoliberalismo implico la reedición de estos pactos, a través de los cuales se llevo a cabo, entre otras cuestiones, el proceso de desnacionalización de los recursos naturales. Justamente las luchas por el gas y el agua fueron, de alguna manera, el detonante del proceso político (y económico) que esta llevando a cabo Evo Morales.
A partir del 2000 se da un período de protestas signado por el protagonismo de los movimientos sociales, como reacción a estas políticas, que producen las renuncia de Sánchez de Lozada y Meza. Finalmente provocan el llamamiento a elecciones.
Resulta evidente, a nuestro entender, que existe una relación directa entre la asunción de Evo Morales y el aumento de la participación de los movimientos sociales en la escena política. De hecho existe, desde el discurso oficial una tendencia a expresar que el gobierno de Evo es el “gobierno de los movimientos sociales”, no solo porque varios puestos estratégicos del Estado están ocupados por lideres de organizaciones sociales (lo que seria un efecto y no una causa) sino también porque ambos mantienen un consenso político sobre el rumbo que debe seguir el Gobierno respecto de temas concretos como la soberanía sobre recursos naturales, nacionalización de empresas transnacionales ligadas a estos recursos, redistribución de la riqueza, inclusión social, etc.
En el esquema político y social histórico de Bolivia esta imbricación entre gobierno y movimientos sociales es novedosa e implica una articulación compleja en la que intervienen intereses compartidos, pero que también pueden ser contrapuestos, a la vez que existen intereses particulares de los distintos movimientos sociales. Es importante recalcar lo novedoso de esta articulación y diferenciarla del rol de los movimientos sociales en la Bolivia neoliberal. Frente al rol central de los partidos políticos y de la Central Obrera Boliviana, los movimientos sociales no tenían una acción política constructiva y propositiva, sino que su accionar era más bien en reacción a, en contra de, medidas políticas y económicas implantadas desde el gobierno, pero no lograban diagramar un proyecto político, una alternativa política al modelo neoliberal hegemónico en la región. En este contexto es importante destacar el papel central de Evo Morales, en tanto que desde su rol como sindicalista fue construyendo una alternativa política, posicionándose como referente político de los movimientos sociales, a la vez que fue aglutinando a los distintos movimientos sociales alrededor de un proyecto político que tuvo como hecho histórico, y también como cristalización en movimiento, su asunción como presidente. Decimos cristalización en movimiento, sin caer en contradicciones, ya que el gobierno de Evo Morales es la cristalización de ese proyecto político, pero es un proyecto en movimiento, que se construye todos los días, con marchas y contramarchas, con avances sinuosos, pero nunca en una quietud sin inconvenientes. El proyecto político más importante de Evo Morales, la Asamblea Constituyente, es un claro ejemplo de las contradicciones a las que nos referimos, en tanto que los movimientos sociales ciertamente van a tener una participación, pero es justo aclarar que no va a ser primordial, sino que la dinámica de la Asamblea Constituyente esta mas ligada a la búsqueda de consensos con las elites de la medialuna oriental, es decir que se mantiene dentro de la lógica política tradicional.
Los actuales proyectos autonomistas revelan la existencia de una puja que no es solamente económica y política, sino que también expone uno de los conflictos más crudos que atraviesan a la sociedad boliviana, el conflicto racial. Las autonomías reclamadas desde Santa Cruz revisten intereses que van más allá de lo político y que exceden lo económico. Durante los años de neoliberalismo las autonomías nunca fueron reclamadas con tanta fuerza, en tanto que las elites eran parte constitutiva del proyecto político y económico; hoy en día al encontrarse en una posición en la que no son actores centrales del proyecto político, surgen con más fuerza, en un intento por retener su cuota de poder. Los sectores que históricamente fueron excluidos, hoy tienen una participación y una relevancia política, que se materializa en la participación en ministerios y diferentes áreas estratégicas del Estado, de esta forma es indudable que en este contexto hay una mayor apertura a la participación de los movimientos sociales en la arena política, en tanto que pudieron transformarse en actores políticos con un proyecto social y económico a largo plazo y que, fundamentalmente, tuvo recepción en las distintas esferas de la sociedad boliviana.

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