ContraHegemonía en Ciencia Política

11/8/09

Tensión, conflicto y política en nuestro país

La Argentina parece retomar la senda del conflicto. El gobierno parece resignar toda pretensión de universalidad, afrontar el conflicto latente buscando capearlo en su desarrollo. Eso asusta a una sociedad que se obtura ante los términos tensión, conflicto, política, etc. Para mostrar el enojo, la rabieta, los ricos, los que más le temen a la palabra conflicto, no hacen más que optar por una acción cargada de sentido, de tensión, de conflicto y de política: el cacerolazo. El gobierno, lejos de toda sensibilidad ante un electorado que lo cachetea seguido, le manda a unos muchachos de barrios del conurbano para que pongan en caja a los chetos. Los muchachos entran a la plaza cantando la marcha peronista y hasta sienten que viven en 1973.

Tras el caos, la Presidenta busca un retorno a la calma, habla en Parque Norte. Ella habla para todos, las banderas de los muchachos se le caen encima, los cánticos la interrumpen. Cristina se queja de que en Olivos, los caceroleros le decían que no querían ser como Cuba, ni como Venezuela, “¿Qué tienen que ver estos con el campo?”, se pregunta. “Están haciendo política”, contesta. Al mismo tiempo, elogia a la dirigencia sindical que entendió la necesidad de cooperar y no trajo ningún conflicto.

Los del campo vuelven a la carga, cortan rutas, reparten volantes y hasta dejan entrever con cuidado su programa. Que la plata la manejen las provincias, ellos se van a encargar de hacer escuelas, blanquear empleados y aumentar los salarios. Quieren un país federal.

El joven Lousteau, un delfín sojero mientras fue presidente del Banco Provincia, pasa a cuestionar el monocultivo, la contaminación y la concentración de la riqueza. Pero tanto esfuerzo no le alcanza: hay tensión, conflicto y política, y un fusible tiene que saltar. El ministro se va. Tras diálogo, nuevo paro. La Presidenta habla otra vez, nuevamente busca tender un puente y dar un discurso contemporizador. El lugar: la cancha de Almagro. El acontecimiento: la asunción de su marido en la conducción del PJ. El contexto: los muchachos, esta vez de los sindicatos, en una batalla campal en pleno estadio. Tras el discurso de Cris, el campo reconoce el gesto, aunque, eso sí, antes llama a un nuevo paro. Aprietan, muestran fuerzas para negociar mejor. Finalmente levantan el paro y se sientan a negociar. Encaran la negociación el miércoles 22, sabiendo que la verdad está el 25. El domingo en Rosario buscan hacer un acto de masas justo cuando la Presi hace el suyo en Salta, justo el “Día de la Patria”, justo cuando de cumplen 6 años de gobierno de los Kirchner. Rosario, el monumento a la bandera -la meca de Binner-, tractores y opositores, Carrió, Micheti, De Ángelis, Miguens.

Nadie duda ya de que la tensión, el conflicto y la política han retornado. Estaría bueno avisárselo a quienes dirigen nuestra carrera, ya que creen que esas tres palabras están sepultadas. Siempre es útil conocerlas y emplearlas porque en ellas se basa una visión de la sociedad y de las cosas, y la premisa de todo cambio, sobre todo si en esta tríada están involucrados actores subalternos y no señores de 4x4.

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